Hola, mi nombre es Federico.
Soy un gato mayor y un auténtico superviviente. Soy muy inteligente, tranquilo, solitario y de profundos afectos.
Pasé hambre de pequeño, mucha hambre. Como secuelas, me han quedado las patas delanteras un tanto curvadas y, en mi vejez, me provocan algún ataque de artritis en los días húmedos y fríos.
Fui el único superviviente de una colonia que hicieron “desaparecer”. Me quedé viviendo solo en un solar abandonado. En busca de comida, descubrí que cruzando unas calles había una colonia y comida por la noche. Y así, acudía cada noche, a la hora en punto, a mi cita en la colonia. Me jugaba la vida cada día para poder comer, hacer un poco de vida social con el resto de gatos y volver a mi solitario solar.
Cuando hacía frío cojeaba de una patita. Era evidente mi dolor y, por eso, me tomaba muy bien la medicación que me traía Victòria, mi cuidadora, y agradecía mucho sus cuidados.
No faltaba un día a mi cita. Siempre llegaba a la hora en punto y me colocaba en el mismo sitio cada día. Allí esperaba con paciencia mi turno para comer. Por eso, cuando mi cuidadora vio que no acudí durante varios días seguidos, se asustaron mucho. Soy mayor, necesito un lugar calentito y seguro para mis huesos. Llevo una vida de supervivencia y esfuerzo.
Ahora descanso tranquilo en el Jardinet, dónde puedo comer comida húmeda a diario, que me encanta. Y puedo vivir mis últimos días alejado del peligro y el estrés de la calle.
Necesito padrinos para mi manutención y para mis visitas veterinarias. Si quieres apadrinarme, rellena el siguiente formulario y la persona responsable de los apadrinamientos te responderá lo antes posible.
Muchas gracias por leer mi historia.